Primer año de gobierno: Muchos cuestionamientos y poco desarrollo en Jalisco

El primer año de gobierno marca siempre un punto de inflexión: no sólo porque representa el inicio del balance entre promesas y realidades, sino porque define la ruta y el carácter político de una administración. Pablo Lemus llega a este primer informe con una mezcla de expectativa, frustración y desencanto ciudadano. Y es que, aunque el discurso del “gobierno cercano” y del “cambio generacional” sonó esperanzador durante la campaña, hoy los jaliscienses se preguntan si en realidad hay un cambio de rumbo o sólo un relevo de nombre dentro del mismo proyecto de Movimiento Ciudadano.
Jalisco atraviesa un momento en el que las exigencias de la gente son claras: seguridad, movilidad eficiente, salud, agua, oportunidades reales. Sin embargo, los resultados de este primer año muestran más continuidad que transformación. La inseguridad no cede; los hechos violentos, los desaparecidos y la impunidad se mantienen como una herida abierta. En movilidad, los problemas estructurales siguen sin resolverse: transporte saturado, proyectos improvisados y un caos urbano que refleja más improvisación que planeación.

El gobernador ha preferido centrarse en su proyección personal, en la comunicación política y en los actos mediáticos que buscan posicionarlo más allá del Estado, en lugar de enfocarse en resolver los problemas cotidianos que viven las familias jaliscienses. ¿De qué sirve hablar de una administración moderna o innovadora cuando la ciudadanía sigue enfrentando los mismos baches, la misma inseguridad y el mismo abandono en los servicios públicos?

Este informe no sólo debe ser un ejercicio de rendición de cuentas, sino una oportunidad para corregir el rumbo, pero hasta ahora, lo que se observa es un gobierno más preocupado por sostener la narrativa del éxito que por construir verdaderos resultados. En un año, ¿cuál ha sido la política pública transformadora que cambió la vida de los jaliscienses? ¿Dónde están las acciones concretas para reactivar la economía local, fortalecer a los municipios y recuperar la confianza de las personas en sus instituciones?

La pregunta que muchos se hacen es inevitable: ¿Se ha hecho mucho, pero con nulo avance del Estado? Porque se anuncian programas, se inauguran obras y se presumen cifras, pero en la realidad, el progreso no se percibe. Y lo más grave, no se observa una estrategia clara que permita prever un rumbo distinto. Si el primer año carece de enfoque, planeación y resultados, ¿qué podemos esperar del resto del sexenio?
El PAN Jalisco ha sido y seguirá siendo una oposición responsable, pero también una voz firme para señalar los errores y exigir resultados. Jalisco no necesita gobiernos de marketing, sino de resultados; no necesita discursos motivacionales, sino decisiones firmes y políticas públicas que devuelvan la confianza en el futuro.

En este primer año, las promesas de campaña parecen haberse quedado en el camino. ¿Dónde quedó el compromiso con la transparencia, con la seguridad, con la movilidad digna y con el respeto al dinero público? La ciudadanía no quiere pretextos ni justificaciones, quiere gobiernos que cumplan, que escuchen y que actúen.

El informe de Pablo Lemus es, al final, el reflejo de un gobierno que aún no encuentra su identidad, un gobierno que prometió cambio, pero que sigue atrapado en los mismos moldes que decía combatir. Desde el PAN Jalisco, reiteramos nuestro compromiso con la defensa del bien común, con el fortalecimiento institucional y con la construcción de un futuro donde los resultados hablen más que las palabras. Porque Jalisco merece más que promesas; merece un gobierno con rumbo, con visión y con valores.