Al menos 500 elementos de policía de varias corporaciones municipales y del Estado participarán en la prevención de las “rodadas del terror”, y también montarán vigilancia en varias zonas del Área Conurbada de Guadalajara donde grupos de jóvenes, con el pretexto de la fiesta de Halloween, atacan a las unidades del transporte público con piedras y objetos pesados.
Como resultado de esta torcida forma de festejar, ya es costumbre que el 31 de diciembre un número indeterminado de unidades de transporte público sencillamente no circulan para evitar riesgos de daños y accidentes. El perjuicio es para los usuarios que en plena noche, carecen de transporte.
El Halloween es una fiesta podrida en México.
A muchos jóvenes les suena a sermón, pero es la verdad: el Halloween no tiene sentido ni contexto en la cultura mexicana, y menos aún, mientras más se aleja de la frontera entre México y los Estados Unidos.
Son abundantes las explicaciones sobre la incompatibilidad de las raíces culturales y religiosas de los mexicanos y las poblaciones que llegaron a Estados Unidos desde el Norte de Europa, herederos de lo que hoy es el Halloween. Pero la incorporación a través del tiempo y la interpretación popular, incluidas las fiestas de disfraces, han derivado en aspectos tan desviados como las “rodadas del terror” y el ataque a los vehículos.
Capítulo aparte merece el uso de disfraces que en su origen pretendía imitar algunas figuras de la naturaleza o cualidades del ser humano, pero el día de hoy la cultura cinematográfica, sobre todo la más violenta y que proviene precisamente de los Estados Unidos, se refleja en disfraces agresivos, grotescos y deshumanizantes.
En el contexto de las libertades y el ejercicio de éstas, cada quien se divierte como quiere y como puede; todos están en uso de su derecho, hasta que precisamente atropellan el de otros.
Efectivamente, suena a sermón, pero no lo es porque para divertirse, uno de los requisitos fundamentales es la convivencia, no el daño a los demás; a quienes festejan el Halloween en rodadas del terror o agrediendo a otros, hay que recordarles que esa no es diversión, es agresión y puede ser un delito.