Después de haber explicado el nivel físico, objetivo de la realidad, pasaré a explicar un nivel más sutil de la misma. Antes es necesario saber que la subjetividad humana pasa por un largo proceso para conformar la mente adulta. Los humanos empezamos a construir una idea del “yo” hasta alrededor del año y medio de vida (1), antes de eso no tenemos idea de que somos una unidad separada de los demás aunque siempre en compleja interacción. A los 4 años empezamos a ser capaces de crear historias, fantasías y a predecir las conductas de otros humanos porque asumimos que piensan, que tienen proceso mentales (en psicología se le denomina a este nivel de desarrollo “Teoría de la mente”) (2, 3). Si el neurodesarrollo ha sido normal, alrededor de los 8 años empezamos a distinguir la realidad física de la realidad mental o fantástica. A partir de lo dicho, se entenderá que antes de la juventud no podemos entender preguntas como las siguientes: ¿Quién ha sido usted en la vida? ¿Qué significa para usted tener diabetes? ¿Qué significa para usted la familia en la que se formó? Etcétera.
¿Qué es el nivel psicológico, subjetivo, de la realidad?
Cuando tenemos problemas que nos aquejan (supongamos dificultades con la pareja, o problemas económicos) y nos acostamos a dormir, es cuando mejor nos damos cuenta de nuestros procesos de pensamiento. En medio del silencio y la oscuridad empezamos a tener un diálogo interno con nosotros mismos, algunos lo perciben como si dos personas estuvieran dialogando dentro de sí, otros perciben algo parecido a palabras sin sonido, etcétera. No estoy hablando de las personas que escuchan voces que les ordenan hacer una u otra cosa y que son sentidas como ajenas a sí mismos. A lo que me refiero es diálogo interno entre nuestra conciencia sobre temas de nuestra vida que queremos resolver. Sabemos que si le damos “rienda suelta” a nuestros pensamientos en ese diálogo, lo más probable es que no dormiremos por horas. Dígame, ¿esos pensamientos son reales o no lo son? En otra cosa, ¿ha sentido el “antojo” de cocinar o comer algo? ¿Ha pensado qué ropa ponerse en la mañana, o para un evento especial? ¿Qué siente cuando su pareja, o seres queridos, olvidan el día de su cumpleaños? Estamos hablando de emociones y sentimientos.
¿Las sensaciones corporales (emociones) cuando tenemos miedo son reales? ¿Los pensamientos que podemos señalar con un nombre (sentimientos), digamos alegría, tristeza, son reales?
El nivel de la realidad psicológica se refiere a lo que ocurre en nuestro interior, las emociones y sentimientos y pensamientos, ideas que se expresan en nuestra subjetividad (sentido interior). Si solamente aceptáramos que la realidad es la tangible reportada por los sentidos, entonces el dolor físico, las emociones y sentimientos, el sufrimiento no serían reales. En ese tenor, quien nunca ha tenido dolor corporal podría permanecer indiferente ante las expresiones externas de lágrimas en los ojos, y las muecas de dolor. En el caso del sufrimiento sin causa corporal evidente, como en la depresión severa, podría ser mayor la indiferencia de algunos que no hayan sufrido antes. Cuando los humanos no podemos percibir el sufrimiento propio y el ajeno, tenemos una entidad psicológica denominada alexitimia (4), la incapacidad para sentir nuestras emociones y las de los demás.
El nivel de la realidad psicológica es subjetiva e intersubjetiva
La educación médica ha ignorado el involucramiento del mundo subjetivo de paciente y médico. Sigue enseñando que el médico “evalúa objetivamente” cada caso que atiende sin que participen sus emociones en el proceso. Lo cierto es que alguien entrenado de esta manera no suele explorar el lado subjetivo de sus pacientes, por tanto, desconoce los significados que tienen los síntomas, los resultados de laboratorio, el diagnóstico y el tratamiento desde la perspectiva de su paciente. La falta de capacidad intersubjetiva del médico se vuelve crítica cuando el paciente tiene una enfermedad grave, ha sufrido una severa pérdida, pasa por una crisis existencial o le ocurre algo que le discapacita. Por su parte, el médico que sufre de alexitimia deja de desarrollar su propia subjetividad, su sentido de ser en la vida y su profesión. También se afectan severamente sus relaciones más cercanas.
Comprender y desarrollarse en el mundo subjetivo e intersubjetivo contribuye a formar personas con capacidades intuitivas, alto sentido ético, honestas y genuinas que no separan los afectos del intelecto. Lo que la educación médica ha estado formando es personas con cierto desarrollo intelectual, pero con pobre desarrollo emotivo. Y esto lleva a los peligros éticos cada vez más frecuentes que se están expresando en las redes sociales mexicanas. Un ejemplo reciente es el de un par de internas de pregrado de un hospital del IMSS en Irapuato, en el Estado de Guanajuato, quienes subieron a Internet un video donde se burlan del dolor de sus pacientes (5).
Grave deterioro social de la percepción en México
Aquí me voy a salir de la subcultura médica que ha sido mi tema en columnas previas. El grave deterioro moral que sufre mi nación me obliga a tocar el tema. Hace unos días circuló en los periódicos del mundo la muerte de un joven en el Tren Ligero de mi ciudad, Guadalajara, México. La escena es atroz, el joven está a medio cuerpo dentro del vagón al que intentó abordar a través de una ventana. Los pasajeros no accionaron la palanca de emergencia para detener el tren, ni tampoco le ayudaron a pasar su cuerpo al interior del vagón (6), en cambio varias personas filmaron la evidente tragedia en curso. No trato de hacer un juicio moral sobre la tragedia, sino ubicarla en el contexto de crueldad criminal en el que hemos vivido desde finales del siglo XX y que se agravó cuando empezó la “guerra contra el narco” en 2006. Desde entonces, en las “redes sociales de Internet” hemos visto cuerpos desmembrados, videos de torturas de violencia sin límite, cientos de miles de asesinados y desaparecidos, extorsiones, persistentes despojos de propiedad. Y una larguísima lista de cementerios clandestinos en casi todo el país. Esta fatídica situación y su larga data han creado un ambiente social-cultural que ya impactó el desarrollo neurofisiológico de las nuevas generaciones que han crecido en este tóxico ambiente. Esta posibilidad había sido descrita desde mediados de la década de 1990 por Antonio Damasio (7). Este neurocientífico describió que los circuitos cerebrales del lóbulo frontal que se encargan del desarrollo de la empatía y la asimilación de normas sociales de conducta ética, eran educables y también susceptibles al deterioro grave en ambientes sociales y culturales deshumanizados (7). En el caso particular que relato, el joven que abordó el tren por una ventana hizo una elección ilógica. Entrar por la ventana del vagón equivale a tener una severa distorsión de la realidad objetiva, y un proceso subjetivo severamente alterado que le impide comprender tácita y automáticamente el mortal riesgo que significa su acción. Ningún pasajero accionó el sistema de alarma para parar el tren, ni tampoco alguien le ayudó a pasar su cuerpo al interior del vagón. En cambio, hubo quienes filmaron (fríamente) el acontecimiento.
Con la descripción previa, trato de dibujar algunos trazos del marco social y cultural en el que la educación médica sigue dejando de lado la formación sistemática para el desarrollo de autoconciencia en los profesionales de la salud. En mi opinión se está dejando a su “historial natural” el curso del deterioro empático, compasivo y ético de la profesión en México, en el contexto de una cultura nacional que forma personas insensibles. En otra columna abordaré un peligro asociado a la llamada inteligencia artificial (IA) en este contexto.
Conclusión
El nivel psicológico de la realidad es tan valedero como el nivel físico objetivo. Ambos están en mutua influencia dentro de cada individuo y entre los individuos de la sociedad. Los niños vienen al mundo en familias concretas que tienen recursos económicos, educativos, tradiciones culturales en proporción y calidad muy desiguales. Por ende, cada nuevo mexicano recibe cuidados y formación que le anticipan futuros tremendamente dispares. Con ello, sus capacidades perceptivas de la realidad en sus niveles físico y mental difieren seriamente. Reducir la injusticia económica, educativa, y de todo tipo de oportunidades, se ha convertido al final del primer cuarto del siglo XXI en una cuestión de sobrevivencia nacional. Prevenir la enfermedad mental y generar la salud en ese rubro requiere un impulso histórico al sistema educativo nacional. El tiempo apremia como ha advertido hace décadas el filósofo Byun-Chul Han, recién galardonado con el premio “Príncipe de Asturias”, los humanos pasamos de inventores del teléfono celular a ser productos de él; y creamos las “redes sociales” que contribuyen a deteriorar la empatía, diseminan el odio y el aislamiento. El anonimato en estos espacios destruye el respeto (8), distorsionan la realidad psicológica de las generaciones jóvenes y con ello hacen un mundo más inhóspito y amenazador. Urge que comprendamos lo que nos pasa y pasemos a la acción reparadora.
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Referencias bibliográficas
1. https://www.youtube.com/watch?v=M2I0kwSua44 Puede ponerle subtítulos en español
2. Martínez, M. (2011). Intersubjetividad y Teoría de la mente. Psicología del Desarrollo, I(II), 9-28.
3. https://www.youtube.com/watch?v=YGSj2zY2OEM
4. McWhinney, I. R. (2016). Philosophical and scientific foundations of family medicine. En T. Freeman, McWhinney’s textbook of family medicine. (págs. 55-91). New York.: Oxford University Press.
5. https://oem.com.mx/elsoldeirapuato/local/video-imss-en-irapuato-investiga-a-dos-medicas-internas-por-burlarse-de-paciente-26473012?fbclid=IwVERTSANqfG1leHRuA2FlbQIxMAABHtKeUY-PQ4v-wNgYxibf9WfTDN72WSdXUluwxrOg33xY060dZYHvdTELfaM2_aem_Y5BysuodnZsVV0EndBCwUQ&sfnsn=scwspwa
6. https://www.youtube.com/watch?v=xJJG9RLC56s
7. Damasio, A. (2015). El error de Descartes. Emoción, la razón y el cerebro humano. México: Planeta.
8. https://www.youtube.com/watch?v=fff7k_sWR7c