Pero pocos saben que el monstruo que vemos en pantalla no fue el que el director mexicano imaginó desde el principio. Andrew Garfield iba a ser La Criatura.

La nueva versión de Frankenstein dirigida por Guillermo del Toro ya está en Netflix y se ha convertido en uno de los grandes éxitos del año. Con su estética única y una mirada profundamente humana al clásico de Mary Shelley, la cinta ha recibido elogios de la crítica y del público.

Pero pocos saben que el monstruo que vemos en pantalla no fue el que el director mexicano imaginó desde el principio. Andrew Garfield iba a ser La Criatura.
Durante años, Del Toro soñó con este proyecto y desde el primer momento tuvo en mente a Garfield para el papel principal. El cineasta quería un ser trágico, lleno de dolor y sensibilidad, muy lejos del típico monstruo de terror. Para él, el actor de Spider-Man y Silencio era perfecto por su capacidad para transmitir emociones complejas y vulnerabilidad.
Incluso el diseñador Mike Hill trabajó nueve meses creando el aspecto físico del personaje pensando exclusivamente en las facciones de Garfield.
Todo cambió a solo dos meses de iniciar el rodaje. La huelga de actores de Hollywood en 2023 obligó a reprogramar varias películas y Garfield, que ya tenía compromisos firmados, no pudo ajustar su agenda. Tuvo que abandonar el proyecto.
El director es un admirador confeso de la novela de Mary Shelley desde la infancia. Su idea era centrarse en el sufrimiento emocional del monstruo: un ser que ama, que anhela ser aceptado y que termina destruido por el rechazo. La trayectoria de Garfield en teatro y cine independiente le habría dado al personaje una profundidad única, convirtiéndolo en un espejo de la soledad humana.

A pesar de la salida del actor, Del Toro decidió mantener el diseño original. Por eso, aunque no esté en pantalla, la huella de Andrew Garfield sigue presente en cada detalle del maquillaje y la silueta de La Criatura.
Para ocupar el lugar, Guillermo del Toro eligió a Jacob Elordi, conocido por Euphoria y Saltburn. En las pruebas de cámara, el actor australiano mostró una presencia física imponente y una entrega total al personaje. Además, aceptó someterse a las largas sesiones de maquillaje sin quejas, lo que convenció al equipo.

El resultado final ha sido aplaudido por la crítica, que destaca cómo Elordi logró honrar la visión original del director. Aunque el camino fue accidentado, el cambio inesperado terminó dando vida a una de las interpretaciones más conmovedoras del monstruo de Frankenstein en décadas.