El Presupuesto de Egresos de la Federación 2026 no es un documento técnico; es una declaración política. Y la declaración de Morena y el Gobierno Federal es clara: castigar a Jalisco por ser productivo, por pensar diferente y por negarse a la sumisión.
La cifra de 156 mil millones de pesos que presumen los voceros de Morena no es un logro; es una trampa. Es el espejismo que usan para esconder el cuchillo. Como bien dijo el gobernador Pablo Lemus, “no hay buenas noticias”. Ese dinero es, en su mayoría, gasto operativo: nóminas de maestros y participaciones municipales que llegan por ley, no por generosidad.
Pero donde se revela el dolo, donde se exhibe el castigo quirúrgico, es en las partidas de inversión. Ahí es donde nos están frenando. No es un olvido, es un mensaje político dejar en CERO pesos los fondos para el proyecto de agua de El Zapotillo. Es un CERO para la movilidad de la Línea 5. Es un recorte del 5% al mantenimiento de carreteras federales. Es un insultante aumento del 1.6% a la Universidad de Guadalajara, una cifra muy por debajo de la inflación, que en la práctica es un recorte real a nuestros estudiantes.
Morena está asfixiando a Jalisco. La defensa de sus diputados es aún más ofensiva que el propio recorte. Salen a decir que el dinero no está etiquetado, sino en una “bolsa concursable” nacional. Seamos claros: lo que el centralismo llama “gestionar” es, en realidad, “rogar”.
Este es el nuevo centralismo. Quieren cambiar el federalismo por el clientelismo. Quieren cambiar la asignación de recursos por derecho, por la asignación de favores por obediencia. Quieren gobernadores que gestionen sumisión, no gobernadores que exijan justicia. Y mientras la Federación abandona sus responsabilidades, obliga a Jalisco a una doble tributación.
A los jaliscienses nos cobran dos veces: una con los impuestos federales que se van y no regresan, y otra con los impuestos estatales que ahora deben usarse para construir la infraestructura que Morena nos negó. Jalisco es el motor de México, aporta el 7.5% del PIB y el 8.5% del empleo formal.
No pedimos limosnas, exigimos lo que nos corresponde.