La “nueva” Suprema Corte de Justicia, con sus ministros surgidos de la primera elección judicial en la historia del país, falló como era previsible, contra el grupo empresarial de Ricardo Salinas Pliego, que deberá pagar al Sistema de Administración Tributaria (SAT) la increíble cifra de 50 mil millones de pesos. Se abre un hondo conflicto político de imprevisibles consecuencias.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo fue cuestionada de inmediato y comentó que lo mejor que podría hacer el magnate mexicano sería pagar sus impuestos, y no hacer campañas mediáticas.
Queda la impresión de que la presidenta del país no hubiera querido esta batalla, porque si algo puede hacer el influyente empresario y además influencer, es iniciar una potente campaña publicitaria. Es el propietario de una de las más grandes empresas televisoras en nuestro país. Todo el mundo lo sabe.
Pero adicionalmente, en los últimos meses se ha convertido en un discreto y potencial aspirante a la presidencia de la república. El más reciente evento público del que fue protagonista (y tengan todos la seguridad de que así se calculó), fue un encuentro con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, famoso en nuestro país y en el planeta por haber recuperado para su sufrida nación, el control de la seguridad, a pesar de las críticas internacionales por el trato a los pandilleros.
El grupo empresarial de Ricardo Salinas anunció que ante el fallo de los ministros de la Suprema Corte, al rechazar la admisión de amparos por parte de la ex presidenta de la Corte, Norma Piña, mantendría su defensa jurídica ante instancias nacionales e internacionales. Y además, reiteró que es objeto de una campaña en contra.
En medio de la crisis de violencia e inseguridad, con una manifestación multitudinaria de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) fuera de Palacio Nacional y a un día de la manifestación de la Generación Z, derivada del asesinato del alcalde Carlos Manzo en Uruapan, lo último que necesitaba la presidenta era el rompimiento total con el “Tío Richie”, Ricardo Salinas.
El empresario podría convertirse, con este último impulso, en la cabeza de un movimiento político que contará con recursos de todo tipo.
Sólo hay que recordar que ésta es otra herencia que a la presidenta le dejó su antecesor, Andrés Manuel López Obrador.
El escenario se complica, todavía más.