Se acabó la paciencia

Después del partido entre México y Uruguay, hay varias cosas que quedaron claras. Primero: La Selección Mexicana sigue sin tener una base competitiva, por lo que para el partido de esta noche Javier Aguirre volverá a moverle al once. Seguramente ahora sí veremos a Carlos Acevedo, algo que no entiendo, porque la ausencia del guardameta en su casa y con su gente, ocasionó en primera instancia los abucheos, gritos y demás hacia el “Tala” Rangel y hacia el mismo equipo.

Segundo: Los futbolistas mexicanos siguen siendo de cristal. Es increíble que los gritos y abucheos les pesen tanto a los pateabalones de la Selección. A ver, vamos tratando de entender o intentarlo; a Jiménez le molestó que les abuchearan, pero eso se eliminaría si dieran buenos partidos, se partieran el alma en el campo, jugaran bien, no bonito, bien. En fin, parece que es algo a lo que acá en nuestro futbol no están acostumbrados. A título personal, estoy de acuerdo en los abucheos, pues al final, la afición tiene el derecho de gritar, criticar, abuchear y mentar madres. Pues para eso pagan un boleto.

A lo que quiero llegar es que si la afición critica, adelante, que exija y que los futbolistas lo sientan. Ya lo dijo Aguirre en Guadalajara, tras el duelo ante Ecuador, donde también abuchearon al equipo y al técnico: el que tenga la piel delgada no puede estar en la Selección. Ojalá el “Vasco” hable con Jiménez y con Álvarez porque no entiendo cómo dos de los principales referentes nacionales se puedan sentir dolidos por un abucheo cuando su actuación fue paupérrima.

Por lo pronto, veremos qué sucede con el Tricolor esta noche. Con los que jueguen, a quienes les den oportunidad y con los que ya no saben si van o vienen, si están o se fueron, si tienen chance o sólo van de relleno. La Selección Mexicana de futbol hoy no tiene a los mejores, pero sí tiene a los que parece, venden más.