La derecha, trepadora, irresponsable y violenta
En un nuevo intento por dañar la legitimidad y el respaldo popular (cercano al 75 por ciento) que mantiene la Presidenta Claudia Sheinbaum, diversos actores políticos de derecha, opositores al proyecto de la Cuarta Transformación, intentaron montarse sobre la convocatoria que un sector de jóvenes identificados como la Generación Z, estuvieron haciendo en redes sociales para manifestarse el pasado 15 de noviembre.
A la de los jóvenes, estos actores quisieron imponer su propia agenda marcadamente partidista y convenenciera, centrada en cuando menos tres objetivos políticos: desgastar el respaldo y la confianza ciudadana en la Presidenta, detonar la violencia entre la policía y los manifestantes para generar una percepción de represión gubernamental y de inestabilidad política, y construir la imagen de fortaleza de la oposición.
Semanas antes de la movilización, la derecha impulsó una intensa campaña en redes sociales para alentar la participación ciudadana y demeritar la imagen del gobierno federal. Expertos calculan que dicha estrategia gastó cuando menos noventa millones de pesos y su despliegue abarcó millones de cuentas de bots locales y muchas otras provenientes del extranjero.
No obstante el esfuerzo y los recursos derrochados, al llamado a la movilización volvieron a acudir los de siempre, pero en menor cantidad: un reducido sector con dejos de elitismo que no soporta a Morena porque le parece que “son nacos que gobiernan para nacos” y creen que les afecta su prestigio y lustre social; junto a ellos, determinados grupos de choque que acudieron pertrechados con objetos para golpear, cortar y trepar, cuyos atrevimientos rebasan la sensación de espontaneidad y se ubican más en la categoría del adiestramiento para la violencia.
Consecuencia del irresponsable actuar de la derecha, cientos de comercios resultaron afectados por el vandalismo o el robo, edificios y bienes de valor histórico fueron dañados, pero más lamentable aún, tanto policías como integrantes de los grupos de choque resultaron lesionados e incluso parte de ellos hoy se encuentran privados de la libertad y procesados por los delitos cometidos.
La derecha debe sujetarse a la legalidad y a la disputa del poder por la vía democrática; deberían acordarse de aquellos discursos que pronunciaban cuando gobernaban y exigían a la izquierda que transitara sus reclamos por la legalidad y la civilidad política. La derecha debería aprender de Morena y de la notable responsabilidad de sus dirigentes, entre ellos particularmente el de Andrés Manuel López Obrador y el de la actual Presidenta, Claudia Sheinbaum. Todos quienes les hemos visto actuar tenemos presente por ellos que este movimiento lucha “por la transformación de la vida pública de forma pacífica, sin romper un solo vidrio”.
La derecha también debería dejar de ser “planta trepadora” o “simbionte”.
No le ayuda andar queriendo apropiarse de las bases sociales de otros movimientos para nutrir las propias, ni andar queriendo contaminar con su agenda la agenda de otros grupos sociales. Ya un día amanece la derecha con la bandera feminista, luego con la de la comunidad de la diversidad sexual, otro más asume la de los trabajadores, incluso en calidad de buitres quisieron tomar la del “Sombrero” y recientemente la de la Generación Z. Nada más hacen el ridículo; basta verles concluir una manifestación para observarlos tirar a la basura cualquier distintivo que hayan portado en las marchas para identificarse con estos colectivos sociales. Sepa la derecha que los movimientos sociales y el pueblo de México, porque conocen de su hipocresía y oportunismo, también los mandó, pero al basurero de la historia.
