Black Friday: ¿Por qué se celebra en noviembre?

El Black Friday representa el inicio informal de la temporada navideña en Estados Unidos y se ha consolidado como un día fundamental para las tiendas minoristas, atrayendo a una gran cantidad de compradores. Este evento, que ocurre el viernes inmediatamente después del Día de Acción de Gracias, no deriva su nombre de la tinta roja o negra utilizada en los balances contables de los comerciantes, como a veces se cree. En cambio, sus raíces se encuentran en un contexto de congestión urbana y comercial que data de mediados del siglo XX.

Los orígenes del término se remontan a la década de 1950 en Filadelfia, Pensilvania. En esa época, decenas de miles de personas procedentes de los suburbios viajaban a la ciudad el día posterior al Día de Acción de Gracias, que se celebra el cuarto jueves de noviembre. Este flujo masivo coincidía con las promociones de grandes ofertas y decoraciones festivas organizadas por la ciudad, además de un partido de fútbol americano entre los equipos del Ejército y la Marina programado para el sábado siguiente. La llegada de tantos visitantes generaba un caos considerable en las calles y comercios.

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Según registros históricos, los policías de tránsito en Filadelfia enfrentaban turnos extenuantes de hasta 12 horas para manejar el tráfico y las multitudes. Las aceras, estacionamientos y vías principales se saturaban, lo que llevó a los agentes a acuñar el término “Black Friday” para describir la intensidad y el desorden del día. Inicialmente, esta expresión se utilizaba de manera informal entre los oficiales para referirse al “doble golpe” de actividad: el ajetreo postfestivo combinado con el evento deportivo. Con el tiempo, los comerciantes locales adoptaron el nombre de forma similar, aludiendo a las largas filas y el bullicio en las tiendas, aunque lo empleaban con un tono cómico para caracterizar el centro de la ciudad después de las celebraciones del Día de Acción de Gracias.

En 1961, ante las connotaciones negativas asociadas al término, que evocaba fatiga y problemas logísticos más que beneficios económicos, se propuso renombrarlo como “Big Friday” o “Gran Viernes”. Esta iniciativa buscaba resaltar el aspecto positivo del día como una oportunidad de compras masivas, pero no logró aceptación generalizada y el nombre original persistió.

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A lo largo de las décadas siguientes, el Black Friday evolucionó de un fenómeno local a un evento nacional y comercialmente estratégico. Hacia finales del siglo XX, las cadenas minoristas comenzaron a extender las horas de apertura para capitalizar la demanda. Por ejemplo, alrededor de 2003, tiendas como Kmart, Walmart y Sears empezaron a abrir sus puertas a las 5 o 6 de la mañana, lo que incrementó significativamente el volumen de ventas. Ese año, según datos del Consejo Internacional de Centros Comerciales, el Black Friday se posicionó como el día de compras más rentable del año en Estados Unidos, superando incluso a los periodos pico de finales de diciembre cercanos a Navidad.

Esta tendencia se intensificó en años posteriores. En 2011, Walmart tomó la delantera al extender las operaciones desde las 10 de la noche del Día de Acción de Gracias hasta la mañana del viernes, permitiendo a los consumidores acceder a descuentos en horarios no convencionales. Esta práctica se extendió a otras cadenas, transformando el evento en una maratón de compras que invade la noche.