De ética, monarquía y medios de comunicación

Se cumplen treinta años de aquella famosa entrevista que Diana de Gales concediera a la BBC y su programa “Panorama”, misma  que tuviera 23 millones de espectadores  y que  llevaba como tema base la estabilidad de su matrimonio pero de fondo, el futuro de la monarquía británica. Todo un caso mediático para la época.

Se han cuestionado mucho las formas por medio de las cuales el afamado periodista de la BBC, Martin Bashir, convenció a Diana  de aparecer a cuadro haciéndole creer que mucha gente en la que confiaba estaba realmente en su contra. El periodista intentaba aterrorizar a la princesa y que él era el único en el que podía confiar.

De acuerdo con documentales e investigaciones en torno al caso, liderados por otro periodista, Andy Webb, autor de “Dianarama”, en donde se afirma que  “los altos directivos de la BBC supieron del chantaje meses después, pero que había demasiado en juego y prefirieron mantener el secreto”, han motivado a que este caso se estudie en carreras de periodismo.

La entrevista se había convertido en la más famosa y fue vendida a varios países que pagaron más de un millón de libras. Entonces, si se hubiere revelado que la misma se había conseguido por medio de mentiras, esos altos cargos de los que habla Andy Webb, hubieran sido despedidos. Diana fue engañada.

Es aquí en donde aparece el tema de la ética aplicada para el periodismo, en donde la base del mismo radica en trabajar con la verdad por delante y con hechos sólidos que sustenten el trabajo. En las universidades que tienen la carrera de periodismo, los profesores se esfuerzan en sostener esta tesis fundamental afirmando con decisión que la mejor carta credencial de un periodista es su credibilidad.

Los estragos que puede causar un mal trabajo periodístico son incalculables. Tomemos como ejemplo lo que a 30 años de esa entrevista, William, el hijo mayor de Diana de Gales, afirma: “Me produce una tristeza indescriptible saber que los fallos de la BBC contribuyeron significativamente al miedo, la paranoia y el aislamiento que yo recuerdo de esos últimos años con ella. Le fallaron, no solo un reportero, los jefes de la BBC que hicieron de la vista gorda en lugar de ser rigurosos”.

Por cierto, la BBC pasó recientemente por malos momentos por una demanda que Trump le hiciera por una situación poca clara sobre su participación en los hechos del Capitolio, que la lleva de nueva cuenta a estar en el ojo del huracán.

El periodismo busca la verdad de los hechos. Un buen periodista se mantiene libre de presiones políticas, económicas o personales pues su destinatario final es la sociedad.

Seguimos en conexión.