Clima
25ºC
24 diciembre 2025
Claudia Salas
Claudia Salas
Diputada federal de Movimiento Ciudadano por Jalisco

El país que colecciona tragedias

10 diciembre 2025
|
05:00
Actualizada
20:12

¿De qué sirve tener un Día de los Derechos Humanos si cada año constatamos que este país es incapaz de garantizar lo más elemental: vivir sin miedo? México llega, otra vez, a este 10 de diciembre repitiendo el ritual: discursos solemnes, campañas multicolores, promesas oficiales, marchas y una ceremonia informal donde hacemos el “corte de caja” de los derechos humanos y de la violencia contra las mujeres. A estas alturas, este ejercicio se parece más a la revisión de unas cuentas que nunca cierran, donde a pesar de leyes, reformas constitucionales y declaraciones públicas, el saldo sigue en rojo. Más profundo, más costoso, más vergonzoso.

Nos acostumbramos a mirar la crisis como inventario, a contar víctimas como si fueran productos perecederos, y a archivar pendientes con la misma ligereza con la que redactamos boletines que hablan de “avances tangibles”. La verdad incómoda es sencilla: México se volvió un país que colecciona tragedias. Nuevas, viejas, recicladas, todas simultáneas, todas inconclusas, todas dolorosamente vigentes.

Este año, otra vez, nos encontramos con números que ya no son estadísticas: son sentencia social. 1.8 feminicidios diarios, casi 130,000 personas desaparecidas, decenas de miles de agresiones que nunca se denuncian, y una violencia digital que destruye la vida de mujeres sin que nadie se ruborice. Lo inquietante no es la magnitud de los datos, sino su naturalización. En México, compartir un cartel de búsqueda en redes sociales ya no es un acto solidario: es rutina. Es el recordatorio cotidiano de que el Estado no está.

Y mientras tanto, miles de mujeres buscan a sus hijos, hijas o hermanas con recursos propios, con miedo, con desgaste, con el riesgo latente de convertirse en el siguiente objetivo de aquello que combaten. Ironía brutal: las mismas que sostienen la dignidad colectiva cargan también con el abandono institucional.

La violencia contra las mujeres no solo se mide en cuerpos. Se vive en casas donde el miedo es rutina; en trabajos donde el acoso es broma; en escuelas donde denunciar es peligroso; y en redes sociales donde el internet se ha convertido en extensión tecnológica del patriarcado, un espacio donde la violencia digital impacta a una de cada cinco mujeres. Aquí, el control, la humillación y el castigo se ejecutan con la precisión de un algoritmo y la impunidad de un sistema que sigue siendo lento, ciego y complaciente.

Y mientras la agresión se multiplica, el Estado responde con lo mismo: vacíos legales, servidores públicos sin capacitación, ministerios saturados, jueces indiferentes y presupuestos que sí alcanzan para campañas “con perspectiva”, pero no para garantizar justicia.

Al mismo tiempo, la otra tormenta que abarca a todas y todos nunca cesó: desapariciones forzadas, tortura, ejecuciones extrajudiciales, desplazamiento interno, censura y criminalización de la pobreza. México no vive emergencias: vive un régimen de precariedad permanente. Sin embargo, hay violaciones que ni siquiera entran en el radar porque han sido invisibles: el derecho al agua, al territorio, al trabajo digno. Campesinas y campesinos siguen viendo cómo sus tierras pierden valor porque no pueden pagar sistemas de riego diseñados para agroindustrias, no para quienes sostienen la comida. Transportistas bloquean carreteras no para chantajear, sino para exigir algo tan básico como poder llegar vivos al final de la jornada.

Es fácil culpar a la falta de recursos, pero sería deshonesto: lo que ha faltado es voluntad. Los presupuestos para prevención, atención y justicia son simbólicos, fragmentados, recortados, mientras las decisiones públicas se discuten pensando en elecciones, no en vidas.

La austeridad se presumió como virtud, aunque en la práctica dejó sin refugios, sin psicólogas, sin peritos, sin defensoras, sin protocolos y sin Estado presente. México presume inauguraciones y programas, pero oculta el desmontaje de una estructura que, con todo y sus defectos, al menos funcionaba. Si algún día calculamos el costo social de lo que estamos dejando caer, difícilmente habrá presupuesto que pague la factura.

Hace unos días conversaba con jóvenes de distintos perfiles y la audacia de sus ideas me devolvió algo parecido a esperanza: el recordatorio de que vienen generaciones que no se conforman con heredar el desastre, y que ya están tomando acción para reconstruir los pedazos de una sociedad que se niega a tirar la toalla. Hoy cerramos 16 días de activismo para eliminar la violencia contra las mujeres, conmemoramos el Día de los Derechos Humanos, y abrimos 349 días más de sobrevivencia y resistencia. Cambiemos la ecuación y pasemos de tolerar a reconstruir. Porque en México no solo falta avance, sobra abandono.

Más que esperar milagros, en un país que colecciona tragedias no podemos darnos el lujo de coleccionar excusas.

*Las opiniones y contenidos en este texto son responsabilidad total del autor y no de este medio de comunicación.
Logo Quiero Tv
Canal de televisión que trasmite contenidos de noticias, deportes y entretenimiento por sistemas de paga desde 1994 y ahora por señal abierta en el canal 10.1 para el Área Metropolitana de Guadalajara.
Redireccion a facebook Quiero Tv
Redireccion a X Quiero Tv
Redireccion a instagram Quiero Tv
Redireccion a youtube Quiero Tv