Más de 600 mil mujeres y hombres de todos los rincones de México acudimos el pasado 6 de diciembre al Zócalo de Ciudad de México para festejar con nuestra presidenta, la doctora Claudia Sheinbaum, los primeros siete años de gobiernos de la Transformación.
La plancha del Zócalo resultó insuficiente; desde temprana hora lució completamente abarrotada y decenas de miles de personas se tuvieron que quedar sobre las calles 20 de noviembre, Pino Suárez, 5 de febrero, 16 de septiembre, Madero, 5 de mayo y Tacuba, para escuchar en las bocinas y pantallas habilitadas el mensaje de la presidenta.
El ambiente previo y durante el discurso fue de completa fiesta popular: Se hicieron presentes de forma voluntaria múltiples danzas prehispánicas y bailables de distintas regiones del país, grupos musicales tradicionales como los mariachis, y modernos, como los “rockanroleros”, colectivos danzoneros y sonideros, artistas con pinturas alusivas al festejo, improvisados poetas llevando cartulinas con leyendas como “Para que no te cuenten mentiras y chin…, ve las mañaneras”.
En fin, una verdadera y emotiva verbena social, alegre, entusiasta y como siempre ha caracterizado a quienes formamos parte de este movimiento, totalmente pacífica; los comercios estuvieron de puertas abiertas, no se interrumpieron las ventas y ninguna persona, pared o vidrio resultó dañada.
El mensaje de la doctora Claudia Sheinbaum se centró en un recuento de puntos relevantes: 13.5 millones han dejado la pobreza, se tiene la menor tasa de desempleo de la historia (2.6%), el salario ha recuperado su poder adquisitivo, 32 millones de familias participan de los programas de bienestar, hay estabilidad económica, los delitos de alto impacto han disminuido en el último año un 34%, entre otros importantes avances.
La presidenta también afirmó en su mensaje algunas frases para distintos destinatarios.
A la derecha le expresó que:
“Lo que no puede volver a ocurrir en nuestro querido México es regresar al tiempo de los privilegios, cuando la justicia se repartía selectivamente y el gobierno era un instrumento al servicio de unos cuantos”.
Con relación a cualquier potencia extranjera:
“México no es colonia de nadie, somos un país libre, independiente y soberano, colaboramos, pero no nos subordinamos”.
A las y los integrantes de nuestro movimiento:
“No puede haber justificación moral, ética ni política para que quienes sirven al pueblo vivamos rodeados de lujos o privilegios; mucho menos si se asumen como parte de un movimiento que hemos prometido, desde nuestro origen, poner fin a los abusos del poder”.
A toda y todos los mexicanos:
“Sepan que nunca voy a traicionar y que cada segundo de vida está dedicado a la construcción de un México justo, libre, independiente y soberano”.
Enhorabuena por estos primeros siete años de avances de la Transformación.