La Navidad tiene una forma muy particular de manifestarse en Zapopan. No solo se encienden luces de temporada en plazas y avenidas; también se enciende algo más profundo: La capacidad de encontrarnos, de mirarnos a los ojos y de recordar que, incluso en tiempos complejos, la esperanza sigue viva en nuestras colonias.
Desde la Coordinación de Cercanía Ciudadana hemos tenido el privilegio de recorrer calles, parques y espacios públicos de cada rincón de la ciudad para escuchar a las vecinas y vecinos. En esta época decembrina, las visitas a las colonias se han transformado en miles de sonrisas de niñas y niños.
Ahí, donde la vida cotidiana sucede sin reflectores, la Navidad se siente distinta. Se escucha en la risa de las niñas y los niños que suben por primera vez a un trineo navideño para saludar a Santa Claus; se ve en las familias que se reúnen para disfrutar una pastorela; se multiplica en las mega posadas que convierten una tarde cualquiera en una celebración compartida.
No es casualidad. Diversos organismos internacionales han señalado que el acceso a actividades culturales y recreativas en la infancia fortalece el bienestar emocional, el sentido de pertenencia y la convivencia comunitaria. Cuando una niña o un niño vive una experiencia de alegría compartida, no solo recibe un momento de diversión: construye un recuerdo seguro, un mensaje claro de que su entorno también puede ser un espacio de cuidado y de oportunidades.
Zapopan es la Ciudad de las Niñas y los Niños, y en estas fechas esa convicción cobra un significado especial. Llevar actividades culturales con temática navideña a las colonias es también una forma de decirles que importan, que su derecho a jugar, imaginar y celebrar es una prioridad.
Y lo más conmovedor es constatar la generosidad de nuestra gente. En cada entrega de regalos, en cada solicitud para apadrinar a un niño, se confirma que Zapopan tiene un enorme corazón solidario. Pero Zapopan no es solo generosidad; es también tierra de oportunidades.
Así lo han impulsado gobiernos cercanos, encabezados por Pablo Lemus y hoy por el presidente municipal Juan José Frangie, con una visión que entiende que el desarrollo no se construye desde la distancia, sino caminando las calles, escuchando y estando presentes.
La cultura, incluso en forma de una posada o una pastorela, también es política pública cuando fortalece el tejido social. En las colonias hemos constatado que, pese a las dificultades, la alegría se abre paso. Hay esperanza en cada saludo, en cada abrazo, en cada niño que corre con un regalo entre las manos.
Esa es la Navidad que se vive en Zapopan: cercana, comunitaria y profundamente humana.
Que estas fechas nos recuerden que cuando compartimos lo que somos, Zapopan se fortalece. Porque aquí, la esperanza no es un discurso: es algo que se vive todos los días, en la calle, con la gente.