Época navideña

Se acercan las fiestas decembrinas. Para todos deberían ser motivo de alegría, una época de compartir y convivir con nuestros seres queridos. Sin embargo, no siempre sucede así; la tristeza de recordar parientes que ya han partido o quienes están lejos y no pueden venir a reunirse, puede hacer que la nostalgia se apodere de nuestra mente.

Nosotros podemos hacer que esta época navideña sea lo más placentera posible; no importa lo que cenaremos, no importa el precio de los regalos, lo verdaderamente trascendente es la convivencia entre los amigos y la familia. Entre todos podemos hacer lo posible para lograr que disfrutemos estos días, recordando el nacimiento del niño Jesús.

Por supuesto que la comida de esta época es deliciosa: los buñuelos, el ponche, el pavo, la pierna mechada, los tamales, la ensalada de manzana. Para todos es divertido abrir regalos, participar en los juegos para ganarte más, la sorpresa al abrirlos, las posadas, cantar los villancicos, el arreglo del árbol, las coloridas luces, las brillantes esferas, colocar el nacimiento con todas las figuras, todo el ambiente invita a pasar una gran temporada. Las tradiciones varían entre una y otra familia, pero el principal motivo es común.

Nuestra ciudad y algunos espacios públicos, los centros comerciales, se llenan de luces destellantes, de multitudes, música, miles de estímulos. Para muchos, esto será motivo de entusiasmo, el frenesí de ir de un lado a otro porque se incrementan las invitaciones a diferentes eventos. Pero para otras familias esto implica un reto; cuando tienes un hijo con discapacidad o en especial con autismo, esta temporada tan llena de estímulos se convierte en una aventura que puede ser no tan placentera. 

Esta sobrecarga puede llevar a que los chicos con discapacidad presenten: 

• Ansiedad y angustia; pueden sentirse tensos, ansiosos o enfadados.
• Crisis nerviosas o es decir, reacciones intensas que resultan de la dificultad para procesar el exceso de estímulos.
• Trastornos del comportamiento; pueden manifestar temblores corporales u otros comportamientos, como taparse los oídos o intentar huir del ruido.
• Los cambios de rutina pueden alterar su comportamiento generando más estrés, en ellos y los demás que se encuentren presentes. 

Sé que la pirotecnia es un lindo espectáculo, pero aparte de los peligros por usar explosivos, el sonido de los fuegos artificiales afecta a los niños neurodivergentes, especialmente   quienes tienen Trastorno del Espectro Autista (TEA), principalmente debido a la hipersensibilidad auditiva y la sobrecarga sensorial. Estos ruidos fuertes e impredecibles pueden ser dolorosos y angustiantes para ellos.

Expliquemos de otra manera, muchas personas neurodivergentes tienen una sensibilidad auditiva aumentada, llamada Hiperacusia o Hipersensibilidad auditiva. Los fuegos artificiales pueden alcanzar hasta 150 decibeles, un nivel mucho más alto que el umbral de escucha segura (75-80 decibeles), lo que hace que los sonidos se perciban como insoportablemente altos y dolorosos.

Sobrecarga sensorial: La combinación de ruidos fuertes e inesperados y los destellos brillantes e intensos provoca una sobrecarga sensorial. 

Y aquí es donde todos podemos ayudar, ¿cómo? Con lo que tantas veces he reiterado:  generando empatía. Si en nuestra familia tenemos un miembro con discapacidad, incluyámoslo de la mejor forma para que él y su familia también puedan disfrutar junto con todos los demás. Una clave importante es prever; si nos anticipamos y la fiesta se planea con algunos ajustes razonables acordes a su discapacidad, todos podrán pasarla mejor. ¿A qué me refiero? Bajar la intensidad de las luces, el volumen de la música u otros sonidos; planear qué alimentos sí puede comer y no le alteran su comportamiento. Que la persona con discapacidad y su familia se consideren bien recibidos será el mejor regalo que podamos darles y así, paso a paso, vamos creando una comunidad inclusiva.

Quedan suficientes días para planear una excelente fiesta de Navidad, en la que todos y todas la pasemos bien. Preguntemos a los padres de un niño con TEA o con alguna otra discapacidad, cómo podemos crear un mejor ambiente para ellos. Sus familiares, con certeza, harán sugerencias prácticas consiguiendo buenos resultados. Así todos podemos contribuir y gozar de estas lindas fechas.