El escenario de confrontación entre los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela es cada vez más agudo, más ríspido. Y se entiende desde varias perspectivas. Una de estas es la postura dominante –que no justificada– del presidente estadounidense Donald Trump.
Por otra parte, el gobierno autoritario y dictatorial de Nicolás Maduro tampoco está destinado a correr mejor suerte.
El punto al que se pretende llegar en este texto no es el del análisis de los comportamientos de una y otra de las partes, sino el que nos permite darnos cuenta de cuál es la disyuntiva para el contexto mexicano, es decir, ¿qué es lo que debe hacer la presidenta Claudia Sheinbaum en consonancia con su representación de todo el pueblo mexicano?
Al terminar casi el primer cuarto del siglo XXI, no debe sorprendernos ni hacernos parecer ingenuos el injerencismo estadounidense, que tiene una larga tradición, y México puede dar cuenta de ello más que todos los países latinoamericanos juntos.
Pero irónicamente, también se trata de nuestro principal socio comercial, y lo que más le conviene a México en términos económicos, sociales y de estabilidad, es mantener el mejor acuerdo posible con Estados Unidos.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha sido contundente al reiterar una y otra vez, que estamos en la posición de colaboración, pero no de sumisión. En el lenguaje diplomático, cuando menos, no ha cedido ni un milímetro; cuando le toca establecer postura ante lo que está sucediendo en el Caribe y ante el discurso cada vez más amenazante contra el gobierno venezolano, la presidenta ha mantenido congruencia: El principio de no intervención y la defensa de los derechos humanos.
Es sumamente improbable que este episodio termine con una invasión en territorio venezolano; no le conviene a la administración de Donald Trump y no es parte de su interés sacrificar vidas estadounidenses.
Pero en la misma línea de revisar consecuencias, seguramente sí habrá repercusiones si no hay una clara alianza a favor de Estados Unidos y en contra de Venezuela.Y aquí es donde México se pone en riesgo, porque la denominada 4T ha estado en alianza permanente con Venezuela por intereses políticos, pero también con Estados Unidos por intereses económicos.
El reto sobre cómo proceder, está sobre la mesa.