En vísperas del año nuevo me encontré reflexionando: ¿Recuerdas cómo vivías hace 10 años? Yo tenía 24 años, recién egresada de la universidad, y recuerdo bien cómo era Zapopan entonces. Hoy, al cierre de 2025, mirar atrás me genera orgullo. Nuestra ciudad se ha transformado profundamente: ha crecido su población, pero también su infraestructura, sus servicios y, sobre todo, su identidad.
Zapopan dejó de ser un municipio promedio para convertirse en un referente a nivel nacional. Prueba de ello son los distintos reconocimientos que ha recibido en los últimos años: Liderazgo en transparencia y buen gobierno, mejora regulatoria, generación de empleo y fortalecimiento de los ingresos propios.
Estos avances no son casualidad. Durante la última década se ha trabajado en Zapopan con una visión de largo plazo, basada en la eficiencia, la innovación y la planeación. Este proyecto, impulsado por el gobernador Pablo Lemus y el presidente municipal Juan José Frangie, se presentó como “La ciudad de las niñas y los niños”, una visión que puso a las personas —y especialmente a la infancia— en el centro de las decisiones públicas.
Tras 10 años de ejecución, los resultados son claros.
Zapopan pasó de enfrentar serios retos financieros a consolidarse como una ciudad punta de lanza. La deuda municipal se redujo de manera significativa, mientras que el presupuesto creció de forma sostenida. La semana pasada, el pleno del Ayuntamiento aprobó el Presupuesto de Egresos 2026 por 13 mil 147 millones de pesos, un incremento del 6.1 % respecto a 2025. Se trata del presupuesto más alto del Estado de Jalisco y uno de los más elevados del país a nivel municipal.
Como ha señalado en diversas ocasiones el presidente municipal Juan José Frangie, un presupuesto de esta magnitud refleja dos cosas: Por un lado, la confianza de la ciudadanía, que ve sus impuestos transformados en obras, servicios y programas; y por otro, una administración responsable de las finanzas públicas.
Habrá quien piense que estos resultados se explican únicamente por el crecimiento poblacional. Sin embargo, si ese fuera el caso, municipios con mayor número de habitantes tendrían trayectorias similares, y no es así. La diferencia está en la planeación, en la continuidad y en la forma de gobernar. De cara al 2026, el reto es claro: Consolidar lo logrado y seguir construyendo un Zapopan más justo, ordenado e incluyente.
Porque más allá de las cifras, el verdadero objetivo es mejorar la calidad de vida de quienes todos los días hacen de esta ciudad su hogar.