Para México y la mayor parte de los países del mundo, los resultados de los próximos doce meses dependerán de las decisiones políticas y del ánimo personal de los principales decidores globales. La economía estará ligada a lo que los estadistas visualicen bajo su criterio… ¿Tendrán la brújula bien calibrada?… De esta pregunta se desprende el escenario para el 2026. Veamos.
La economía mexicana tendrá un crecimiento moderado entre el 1.1 y 1.6 % en el mejor de los casos, tomando en cuenta que no hemos podido crecer en los últimos años arriba de estos índices. El que la economía mexicana haya transitado de un ritmo histórico superior al 2%, a un régimen de crecimiento inferior al 1%, nos afecta en la capacidad futura para generar progreso social.
Si el gasto público sigue enfocado en su mayoría en los programas sociales desestimando la inversión en el desarrollo de infraestructura, apoyos al campo, a la industria y a la educación, no habrá reforma fiscal que alcance. Aquí se espera un giro del gobierno federal para redirigir un poco su gasto.
Lo único cierto es que el Mundial de Futbol, si bien nos dará un buen impulso, con la presencia de Trump se añade un aspecto que no aparece en el manual de cargos del evento, me refiero a la tensión en la Copa del Mundo, ya atravesada por la geopolítica. Del mismo modo se espera que la renegociación del T-MEC, que se aguarda sea concretada en julio próximo, se convierta en nuestro punto de inflexión. De ahí que Marcelo Ebrard esté de fijo en Washington para concretarlo. Sus aspiraciones políticas dependerán de esto.
Por otra parte, la tan comentada oportunidad del nearshoring que no se ha concretado, seguirá siendo una oportunidad, siempre y cuando tengamos la infraestructura suficiente, que podamos resolver los problemas de energía y agua y sobre todo, que se brinde la seguridad jurídica en algunos sectores.
Esperemos también que con la llegada de José Medina Mora a la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial, su cabildeo ante el gobierno federal sea efectivo. Aquí sería deseable que la clásica frase que suele dirigirle la presidente de México a los Estados Unidos, la aplique también al sector privado mexicano para tratar de trabajar juntos y mejorar así, la productividad del país: Queremos cooperación –dirían los empresarios– NO sumisión.
El próximo año, en independencia de la alegría que trae consigo el Mundial, será eminentemente político, pues muchos actores nacionales se prepararán para la elección intermedia del 2027. El banderazo inicial se dará pronto.
Con mis mejores deseos para Usted durante los próximos doce meses, le envío un cordial saludo.
Seguimos en conexión.