En Jalisco cerraremos el año con otro tarifazo “Al Estilo Jalisco”. 2025 estuvo marcado por los aumentos al SIAPA, al Predial, el refrendo, la verificación, el cambio de placas y ahora, a pocos días de iniciar el 2026, se anuncia un alza a las tarifas del transporte público en el Área Metropolitana de Guadalajara. En este escenario, la pregunta es, ¿el gobierno entiende la realidad que viven las familias?
Si entienden esta realidad y aún así son capaces de impulsar estos aumentos tarifarios, hay un completo desinterés en los efectos negativos a la economía de los hogares; si no los entienden, los tarifazos son entonces, una muestra de la desconexión de la clase gobernante con la ciudadanía.
El impacto de un aumento del 47 por ciento en términos reales, se observará en dos bandas: Por un lado, la bolsa anunciada por el gobernador para el subsidio de la tarifa, significa mil 200 millones de pesos menos para infraestructura y servicios para la ciudadanía, porque dicha suma proviene –desde luego– de nuestros impuestos. En segundo lugar, el impacto se absorberá directamente en el bolsillo de los usuarios.
Con la tarifa social de 11 pesos, anunciada por el gobernador, una persona que toma tres camiones para llegar a su escuela o centro de trabajo, y otros tres para regresar a su casa, gastará casi 300 pesos adicionales al mes, y tendrá que destinar casi 2 mil pesos de su salario mensual en pasajes. Para un salario de 10 mil pesos, estamos hablando de un 20% destinado al transporte público; el impacto para una familia donde mamá, papá y un hijo se trasladan, es más que significativo.
La justificación del aumento a las tarifas viene acompañada por una serie de factores que se sienten lejanos para el usuario del transporte y que en realidad no son de su competencia. La movilidad es un derecho y el servicio es una concesión del Estado, que quien la adquiere genera ganancias pero también adquiere responsabilidades; por lo tanto, es casi imposible que la ciudadanía no lo perciba como un abuso por parte del gobierno.
Por otro lado, los hechos que anteceden al aumento no son favorables para la administración, pues la Línea 4 del Tren Ligero ya ha presentado distintas incomodidades a los usuarios, que afectan sus tiempos de traslado, y al mismo tiempo, la promesa incumplida de una línea de tren ligero que correría del Aeropuerto al Estadio Akron, que se convirtió en un BRT con un trazo a medias, no suman para que el tarifazo encuentre ecos razonables en la ciudadanía.
Al tiempo que ocurre esta coyuntura sobre el transporte público, las y los usuarios lo describen como un sistema deficiente, malo e insuficiente. A todas luces una pésima manera de cerrar un año y arrancar uno nuevo.