La crisis migratoria ya llegó, parece que el presidente de los Estados Unidos de América está dispuesto a cumplir al pie de la letra sus promesas electorales sobre migración y que quedaron pendientes o se fueron diluyendo en su primer mandato, la base electoral que le otorgó una amplia mayoría celebra hasta el momento todas sus órdenes ejecutivas y discursos que mantienen congruencia entre lo dicho en campaña y lo hecho en acciones de gobierno, acciones que por cierto mantienen a casi la totalidad de los países del continente en alerta, con algunas excepciones como Argentina y el Salvador; de igual manera Europa, China y Rusia se mantienen expectantes, cada uno con sus propios intereses a las decisiones del presidente Trump.
Esta semana vimos lo sucedido en un breve zafarrancho diplomático entre los presidentes Petro de Colombia y Trump de Estados Unidos en donde el colombiano no salió bien librado, el primero en una posición digna, epistolarmente excelsa, pero poco efectiva, se negó a recibir dos aviones con personas colombianas para ser repatriadas y la respuesta inmediata fue contundente. El aumento al 25% en los aranceles de los productos colombianos a Estados Unidos y la cancelación de visas a la estructura gubernamental afín al presidente Petro ¿El resultado? La aceptación para que Estados Unidos pueda deportar a personas colombianas a su país con los mínimos formalismos.
El mensaje es una advertencia a todos los países de la región que no cedan a los intereses del trumpismo, sin duda la batalla es desigual y pone en aprietos a buena parte del continente, particularmente a México y a Jalisco, desde el gobierno federal parece existir una mediana estrategia para atender el tema con albergues, apoyos económicos y visas para el libre tránsito de los migrantes por territorio nacional, así como facilidades para ser repatriados a sus naciones de origen, pero siendo sinceros dudo que las personas con origen cubano o venezolano quieran regresar a sus terruños.
Por lo tanto, más allá de estar atendiendo en la medida de las posibilidades lo inmediato, el tema es desarrollar una política de mediano y largo plazo para ofrecer alternativas viables a los miles de migrantes que se dispersarán a lo largo y ancho del territorio nacional, en Jalisco el Gobierno del Estado y la Universidad de Guadalajara preparan albergues en el Auditorio Benito Juárez y el Hotel Villa Primavera para poder ofrecer refugio digno a quienes sean deportados y lleguen al Área Metropolitana de Guadalajara, pero esto no es suficiente, habrá que preparar esquemas de empleo y oportunidades a quienes quieran quedarse en el País, primero por velar los derechos humanos de las personas migrantes y segundo para evitar que se conviertan en carne de cañón para alimentar a los grupos del crimen organizado, gran y delicada tarea de todas las instituciones del Estado mexicano.