Ayer arrancó el operativo que pretende agilizar los tiempos de traslado en la Avenida Lázaro Cárdenas, limitando el acceso de los carriles laterales a los carriles centrales de las 6:00 a las 9:00 AM y de las 17:00 a las 21:00 horas, que son los horarios con mayor demanda en la mencionada avenida. Desde hace tiempo esto fue utilizado en la Avenida López Mateos, migrando en este último caso a tener horarios específicos para utilizarlos como carriles a contraflujo, también en horarios específicos, intentando agilizar el tráfico en dos de las avenidas más tortuosas para circular en el Área Metropolitana de Guadalajara.
Se agradece que la autoridad pruebe diversas estrategias para disminuir los tiempos de traslados, intentando en prueba y error buscar acciones que mejoren la calidad de vida de las y los tapatíos; de igual manera es de agradecerse la presencia de las personas integrantes de la Comisaría Vial en las calles de la ciudad, que es lo que le corresponde hacer a la autoridad estatal y es indispensable sumar a los municipios, como sucederá en las próximas semanas en Zapopan y como sucede ya en San Pedro Tlaquepaque. La suma de esfuerzos en esta materia es indispensable, independientemente del signo político que gobiernen los municipios y el Estado.
Pero no quiero dejar de mencionar la parte que nos toca a las y los ciudadanos ante la casi nula cultura vial; las quejas son cotidianas por las fotomultas por ejemplo, y vemos actos de verdadera barbarie en donde llegamos a los límites de poder perder la vida en un percance o diferendo vial.
Algo hay que tener claro. El parque vehicular de la ciudad al menos se cuadruplicó en los últimos 30 años y perdón, pero ni a la Avenida Lázaro Cárdenas, López Mateos o cualquiera otra, le crecieron cuatro veces los metros cuadrados de carpeta asfáltica. La física hace imposible que esto suceda. Entonces, entendamos que no hay dinero en infraestructura que ajuste para dar cabida a tal cantidad de automotores, por ello el camino es el correcto sin dejar de exigir mayor eficiencia en la aplicación de la política pública en materia de transporte colectivo. Nuestro servicio de transporte público es mucho más eficiente de lo que era hace 40 años, en donde un servidor se subía a una combi de la Volkswagen y que coloquialmente conocíamos como decapesera o como de estudiante; literalmente iba colgado con una sola mano y pie en filo de la escalinata de la ruta 275 para llegar a los Belenes de la Universidad de Guadalajara.
¿Falta por hacer? Sin duda, pero en ello o todos colaboramos para hacer más civilizada nuestra convivencia o seguimos transitando en la barbarie para no transitar.