Este invierno fue breve en temperaturas. Apenas se sintió algo de frio unos cuantos días y pronto se sintió que éstas se templaban durante buena parte de los casi tres meses que en teoría, debe de durar la navideña estación, lo que confirma el efecto del calentamiento global a pesar de los negacionistas que parecen terraplanistas, pero que lamentablemente gobiernan algunos países.
Corto ha quedado el esfuerzo de un buen número de países que no logran cumplir con sus cometidos de disminuir la emisión de gases invernadero y de reducir poco a poco el altísimo consumismo desbordado en buena parte del planeta, aunado a las cada vez más recurrentes presiones hídricas que provocan la escasez del vital líquido en urbes y en el campo, con la reducción en la producción agropecuaria y el racionamiento en las grandes ciudades por la falta de agua.
Todo esto viene a cuento porque las personas que habitamos el área metropolitana de Guadalajara no estamos exentas de estos males y hemos vivido ya, serias crisis sobre el abastecimiento de agua y la calidad de ésta en nuestras casas. Sin duda el Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado debe de tener una mayor eficiencia en el servicio que presta, pero también es indispensable una mayor conciencia ciudadana para comprender el serio problema que tenemos. Siguen siendo comunes las escenas en la ciudad en la que, personas quitadas de la pena “barren” sus banquetas con el chorro de la manguera y de igual manera sigue siendo común que salga agua que parece chocolate en un buena parte de las casa de la metrópoli.
Remato estas líneas con la alarma de que apenas estamos a mediados de marzo. En teoría, el Invierno aún debería estar presente y ya tuvimos el primer gran incendio en lo que nos queda del bosque de La Primavera, que año con año ve mermada su extensión o por incendios o por la voracidad inmobiliaria o por la combinación de ambos; es increíble que más del ochenta por ciento de los incendios en nuestras áreas verdes sean provocados, que se pague a alguien para que incendie deliberadamente una zona en específico. Grande es nuestra tragedia como sociedad que vive tal descomposición, y la autoridad va en una carrera que parece difícil de emparejar; no nos ajustan, ni nos ajustarán los bomberos o cuerpos de protección civil mientras grupos de interés y criminales se dediquen a mermar el espacio público para fines privados, entre ellos el inmobiliario.