El nuevo Poder Judicial

Ayer 1 de septiembre se dieron dos hechos públicos de relevancia. El primero tuvo que ver con el primer informe de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum y que comentaremos la semana entrante, ya que haya la posibilidad de analizar con un mayor detalle los datos presentados; el segundo tiene que ver con la entrada en funciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con su nueva integración.

Uno de estos cambios tiene que ver con la disminución de 11 a 9 en su número de integrantes; la reforma al Poder Judicial lleva al tribunal constitucional a una nueva época, con una alta expectativa sobre sus capacidades profesionales y la independencia que pueda tener frente a sus pares: el Legislativo y particularmente frente a la Ejecutiva federal.

Son deseos, supongo de la mayoría de todas y todos los mexicanos, que la impartición de justicia en México mejore en eficiencia y criterios progresistas en la aplicación de la norma. Sin embargo, insisto, esto es más un deseo que una posible realidad. Al momento, la alta posibilidad de que esto no ocurra es lo más probable. No se puede ser omiso en el sentido de que las ministras y ministros cuentan con la legalidad del voto popular, a pesar de que solo uno de cada 10 votantes posibles acudió a las urnas a votar, sin embargo es una Corte sin legitimidad de origen, primero por el motivo anteriormente mencionado y segundo por el fantasma de los acordeones, de las millones de combinaciones posibles con las y los candidatos que se encontraban en la boleta electoral, se dio la que imperaba en los acordeones repartidos a lo largo y ancho del territorio nacional, es decir algo así como tener los dígitos ganadores del próximo sorteo de la Lotería Nacional.

Están en duda con justa razón, las capacidades académicas y profesionales de varios de sus integrantes, así como su cercana relación con las mayorías legislativas y con la presidencia de la República. El momento llegó y la vara es elevada, es tiempo de demostrar las capacidades.
Soy de la firme idea que el error de llevar a elecciones a las personas integrantes del Poder Judicial federal y los locales, nos costará mucho en el desarrollo institucional del país. Es el poder público más importante en la República, quien representa el equilibrio a los posibles excesos de sus pares y de la impartición de justicia. Los impartidores de justicia tienen que ser capaces, no populares.