Desde hace unos días, el Partido Acción Nacional (PAN) anunció con bombo y platillo, tal vez sin el mejor tino por la tragedia que aún viven Veracruz y otros estados debido a las lluvias, su relanzamiento, la modificación de su logotipo y las líneas discursivas políticas frente a la elección del 2027.
Destacan varias cosas: primero el rompimiento con el PRI, sabedor de que la alianza del pasado proceso electoral fue un fracaso y que el Revolucionario Institucional quita electores en vez de aportar, aunado esto a que el descrédito de su dirigente, “Alito” Moreno, difícilmente puede ser peor y tal vez en 2027 veamos a un PRI más preocupado por conservar el registro que por ser una opción real frente a la alianza mayoritaria.
En segundo término, es claro que la dirigencia del PAN quiere dejarse de ambigüedades ideológicas (esas que siempre se permitió el PRI) y regresa, al menos discursivamente, a dejar con claridad que es un partido de derecha; sus elementos discursivos de “patria, familia, libertad” así lo indican, y asumo que lo hacen en el ánimo de conservar su nicho electoral, de contrastar con mayor claridad su posición frente a Morena y de tratar de aspirar una bocanada de oxígeno frente a la apabullante realidad electoral. Sin duda, es de agradecerse la claridad discursiva y debatir sin ambigüedades ideológicas qué tanto daño hacen a la discusión pública. Sin embargo, esta ruta también tiene peligros.
Situaciones como la que viven Argentina, Estados Unidos o Italia, solo por mencionar algunos, hacen prever que se polarizará aún más el debate y será superficial; ahondaremos el blanco y el negro sin matices, dejando grandes espacios vacíos. La discusión dejará de lado las soluciones reales y el terreno para los extremistas es el adecuado, y no son pocos los casos en que estos escenarios dan como resultado el nacimiento de personajes populistas y peligrosos. Para que esto no suceda hay que ser profundos en el análisis, en la construcción de propuestas y no caer en simplismos vende-escándalos.
No me referiré con calificativos al festejo de cumpleaños de Ricardo Salinas Pliego, pero es en estas casualidades donde en un escenario como el nuestro, donde hay escases de liderazgos, figuras altisonantes y “llamativas” brotan y se encuentran en ambas orillas, tan parecidos y lejanos; el resultado por lo general no es alentador y las mermas de las democracias, en este caso la nuestra, parece que se sigue desdibujando, llevándonos a una zona de densa nubosidad.